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Energía eléctrica

Asentamientos de Rio Grande do Norte, João Câmara y Baixa do Novilha.

Esta es Francisca Rita de Lima, más conocida como Doña Francisca. Según ella, sin energía, la vida era difícil. «Si quería tener iluminación por la noche, tenía que llevar leña para encender el fuego en el patio trasero, además de gastar mucho dinero en gasolina para tener una iluminación mínima en el interior de la casa. Para conservar los alimentos solo salados y expuestos al sol, había que comerlos todos el mismo día para no estropearlos. No había batidora, ni televisión, ni nevera. Además de que no había plantación porque no había agua», explica.

Pasó el tiempo y por fin llegó la electricidad para la señora Francisca. «La vida era pura, hoy puedes tener agua fría, guardar la comida en la nevera y tener luz dentro de la casa», celebra. Ahora, el ama de casa también puede plantar, ya que hay un pozo de agua y una bomba eléctrica para bombear la plantación. Para ella, «la vida es buena ahora». Ese es el impacto que la energía tiene en la vida de las personas con Doña Francisca
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