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Muy valorado

Conozca la historia de Francisco, de 16 años, de Afogados da Ingazeira (PE), miembro del Centro para la Ciudadanía de los Adolescentes (NUCA).

«Los jóvenes somos el futuro/ (No nos oponemos a esto)/Pero ¿qué pasa hoy, no somos nada? /¡Debemos levantarnos del muro! /Escucharnos es esencial /Todo cambio real/Viene de la agenda de la juventud/ (Rico en sueños y actitudes) /Porque la voz de la
juventud/ Cambiará nuestro Brasil»

Para Francisco Alves Quirino, de 16 años, autor de los versos anteriores, la poesía es solo una forma que encontró de expresarse. Con fuertes convicciones políticas y un gran deseo de impactar positivamente en el país en el que vive, Francisco colecciona la participación en iniciativas que tienen como objetivo dar voz a adolescentes y jóvenes que, como él, tienen mucho que decir. «Los espacios que tenemos para expresarnos siguen siendo muy escasos. Necesitamos valorar y utilizar los pocos que existen. Por eso hago de esta mi lucha más importante», afirma.

Los adolescentes forman parte del Centro para la Ciudadanía de los Adolescentes (NUCA), una de las acciones del Sello Municipal de UNICEF aprobado. El propósito de la NUCA es articular a los adolescentes para cambiar los lugares en los que se insertan, a través de actividades de formación y transformación.

Francisco, residente de Afogados da Ingazeira, en el interior de Pernambuco, conoció a la NUCA a los 13 años, pero esta no fue su primera incursión en el activismo juvenil. «Ayudé a crear el Grêmio en las tres escuelas en las que estudié», afirma, y destaca la importancia que siempre ha atribuido a la movilización y la participación de los adolescentes en los asuntos públicos.

Francisco cree que hacer política es una forma de garantizar la representación de los jóvenes en los ámbitos de toma de decisiones. Este atractivo perfil llamó la atención de un profesor de escuela, quien terminó recomendando al niño que aún estaba naciendo en el municipio para participar en la NUCA. Tras participar en la formación, se lanzó de lleno a la causa. «Lo que más me encantó fue ver que nos escuchaban», afirma Francisco, que cumple con las tareas de la NUCA —como líder en su región—, la pasantía en el ayuntamiento por la mañana, sus estudios en el Instituto Federal de Pernambuco (IFPE) por la tarde, su participación en el consejo asesor del U-Report (una iniciativa de UNICEF destinada a dar voz a adolescentes y jóvenes) y un proyecto de extensión para el que es becario titular.

Entre las acciones, ha organizado varias campañas en las escuelas, como para advertir sobre el abandono escolar y sobre la salud, y la investigación sobre las condiciones de la educación en el municipio. «Encuestamos a instituciones educativas del campo que no tenían agua ni retretes. Compartimos los datos con UNICEF y, hoy, la situación se ha revertido», afirma.

Pero, para Francisco, el mayor beneficio de la iniciativa es fortalecer a los jóvenes y legitimarlos como agentes de transformación social. «NUCA fue el primer espacio en el que me sentí realmente valorada. Fui a conferencias en otros estados, pude hablar y escuchar sobre los problemas que nos afectan. Influenciado por él, quiero seguir una carrera política para seguir representando a la juventud», dice el niño con entusiasmo.

Ya se han dado los primeros pasos: Francisco redactó un proyecto de ley para crear una Conferencia Nacional de Estudiantes, parte de un proyecto de ley de la Cámara de Diputados llamado Deputado Mirim, cuando aún tenía 13 años. También quedó segundo en la contienda para elegir al representante nacional en el Parlamento Juvenil del Mercosur en 2016. «Después de la NUCA, mis antecedentes políticos se intensificaron. Soy una persona joven que es más consciente de mis derechos y deberes como ciudadano, de las leyes y de cómo involucrar a las personas. Esta conciencia debe desarrollarse en más y más jóvenes, porque es la única manera de cambiar nuestra ciudad, nuestro estado y nuestro país. Siento que es mi deber acercarlos a la política, porque cuanto menos participamos, menos representados estamos», afirma.

La poesía continúa paralela a la vida del niño, con la misma función militante que sus otros proyectos. «Hago sextilles, que son poemas de seis versos, y décimas, décimas. Los repentinos, cantados inesperadamente, son muy comunes en nuestra región. Los que no saben cantar, como yo, escriben», dice Francisco. El texto que abre este texto habla de la importancia de dar voz a los jóvenes. «Creo que solo escuchando a los jóvenes podemos cambiar y avanzar en cualquier ámbito», concluye.