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Impulsados por el desafío

Conoce la historia de Alzair, de 38 años, bajito, antiguo vendedor de bolsos, guerrero y electricista de Neoenergia Cosern.

Desde la altura de sus 1,47 m, Alzair Vitor nunca dudó de sí mismo. Los que le rodeaban siempre le preguntaban que difícilmente podría hacer realidad sus sueños. La altura sería el motivo del obstáculo. No para él. Alzair tuvo una vida dura. Su padre se fue de casa cuando tenía dos años. A los siete años, ya trabajaba vendiendo «din-din» * en la BR 101, cerca de la ciudad de Canguaretama, donde vivía. No tuvo una infancia como la mayoría de los niños. «Casi no tengo recuerdos de haber jugado. Cuando ocurrió, construimos nuestros juguetes nosotros mismos». La madre de Alzair le regalaba 52 dins-din's todos los días. Dos eran para comer y los otros 50 los tenía que vender. Así que la vida duró cuatro años.

La madre se volvió a casar y la familia se fue a vivir a João Câmara, a 74 kilómetros de Natal. Fue allí donde nació para él el sueño de ser electricista. «Vi a la gente hacer los servicios frente a mi casa, llena de energía, y me dijeron que algún día yo sería uno de ellos». En 2006, se incorporó a una empresa subcontratada propiedad de Neoenergia Cosern y en 2013 realizó el curso preparatorio para incorporarse a la empresa. Debido a mi altura, la gente siempre jugaba mucho conmigo e incluso pensaba que no tenía la capacidad. Para llevar a cabo una de las actividades del curso, un coordinador me colocó en dúo con un niño de 1,90 m.

Necesitábamos sacar una manija de un poste para realizar un servicio. Mi colega, aunque era muy grande, no pudo hacerlo. Fue entonces cuando escuché: «Vamos, Alzair, muéstrame quién eres». Me esforcé mucho y pude completar la actividad. Fue entonces cuando se me hizo un crujido: tengo la capacidad de estar con Neoenergia Cosern», afirma.

En 2013, fue contratado por Neoenergia Cosern y cuando recibió la noticia llamó llorando a su madre y a sus amigos. «Muchas personas me dijeron que no era capaz. El desafío me conmueve. Me enorgullece decir que todo lo que tengo hoy lo he ganado con mucho sudor», añade el electricista.

*Fuente de la fotografía: Maurício Cuca